"Si mi voz muriera en tierra
llevadla al nivel del mar
y dejadla en la ribera".
Me regalo la corriente
de mi vida, el asesinato
perfecto para la soledad
Se fue.
Y ahora, sufro la peor pena
capital: su ausencía.
Ahora, soy marinero en tierra
y sólo temo a la muerte
pues quiero buscar mi orilla
y reposar eternamente.
miércoles, 12 de noviembre de 2008
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